Carolina de Pedro, bailarina y profesora de ballet clásico: «El papel de la bailarina en el ballet no podría entenderse sin la presencia de las puntas»

3 Mar

Carolina de Pedro. / caLzados

Carolina de Pedro Pascual, editora de la revista Danza Ballet y profesora de danza clásica en Barcelona, lleva a sus espaldas más de 36 años de experiencia en el mundo del ballet clásico. Desde que en 1983 obtuvo el Diploma de Bailarina Profesional en el Teatro Colón de Buenos Aires, su carrera como bailarina ha ido perfeccionándose con innumerables participaciones como cuerpo de baile en clásicos como “El lago de los cisnes”, “La Bayadera”, “Giselle” o “Petrushka”. Sobresalen en su carrera importantes participaciones en el mundo de la danza entre las cuales destaca su perfeccionamiento en  la compañía de ballet de Serguei Randchenko, maestro del Teatro Bolshoi de Moscú. Tal y como ella confiesa, Carolina ha ido trazando los pasos de su vida con unas (o tal vez, varias) zapatillas de punta.

Pregunta. ¿Qué papel ocupan las zapatillas en el mundo del ballet clásico?

Respuesta. Es nuestra herramienta fundamental. Se baila ballet clásico en «puntas» y para eso es necesario, además de una preparación adecuada, un calzado adecuado: la zapatilla de punta. Fue la bailarina María Taglioni, en el ballet “Las Sílfides”, quien las utilizó por primera vez en el siglo XIX. El trabajo de puntas fue, sin duda, la innovación más famosa del ballet romántico.

P. En el artículo de la web de Danza Ballet «El ballet y las zapatillas de puntas» se hace referencia a dos tipos de zapatillas: las zapatillas de estudio y las zapatillas profesionales. ¿Podría decirnos las características principales de cada tipo y las diferencias entre ellas?

R. En mi época de estudio, en Buenos Aires, había solo dos tipos de puntas: las profesionales y las de estudio. Las duras y las menos duras. Las zapatillas profesionales son más duras y están forradas en tela de raso. El color rosa es el más común. Generalmente duran según la fuerza de cada pie y el uso que de ella haga cada bailarina. Su vida es bastante corta (pueden ser sólo unos días o un día, depende). Las de estudio son más blandas, aptas para ejercicios puntuales y pies menos fortalecidos. Como lo indica su nombre, son para personas que están en etapa «de estudio». La punta está recubierta de una pintura, también rosa y no de raso, así que ésta durará más ( tiene la punta «reforzada»). Según las necesidad de cada persona, hoy en día las distintas marcas suelen cubrir todas estas características y muchas otras. Las puntas se eligen en función del peso, la fuerza y el empeine de cada persona. Existe una gran cantidad de modelos.

P. En el mundo del ballet se hace hincapié en el valor exclusivo e intransferible de las zapatillas de punta; es decir, la elección del zapato por parte del bailarín debe realizarse con muchísimo rigor. ¿Qué pasos sigue usted para encontrar su correcta zapatilla de punta?

R. Personalmente hace años que no necesito buscar una zapatilla de punta, pues he dejado de bailar profesionalmente debido a una lesión muy importante y a una posterior operación en un pie. Pero, cuando buscaba un par, si una casa especializada en la fabricación de zapatillas de punta tenía un modelo que se amoldaba a mi pie y esto me permitía trabajar con comodidad, ésa era la punta adecuada. Cuando estudié en Moscú, en 1993, las zapatillas de puntas me las daban los zapateros del Teatro Bolshoi. Le puedo jurar que esas fueron las mejores puntas que había probado en mi vida. Te las ponías y no las sentías. El pie se amoldaba dentro tan correctamente que eran un verdadero placer. !Fantásticas! Guardo unos pares de recuerdo. Son únicas.

P. Una mala elección de las zapatillas de punta, ¿qué daños físicos puede ocasionar?

R. Es raro que se pueda trabajar con una mala zapatilla de punta porque uno se da cuenta en el acto que hay algo que no va, que algo no funciona bien. Es como si fuese un mal zapato. Si causa dolor, aprieta o no deja caminar cómodamente, no se utiliza más. Con las zapatillas de punta pasa lo mismo. Si una alumna siente que sus puntas no le ayudan a ejecutar correctamente los pasos, se cambian. Si los músculos, los pies y todo el cuerpo está preparado para pararse en punta, no hay mayor daño que ampollas o callos, debido al roce de la piel con el calzado. Esto no es absolutamente nada. Los daños verdaderos suelen ocurrir con los malos hábitos, y no con las malas zapatillas.

P. ¿En qué pasos de ballet clásico son imprescindibles las zapatillas de punta? ¿Cuál es el efecto que se persigue con la utilización de este tipo de calzado?

R. No es que sean imprescindibles para ejecutar un paso en particular sino que lo son para poder bailar clásico. Para pararse en puntas, sobre los dedos de los pies, hace falta una zapatilla especial y es ésta. El trabajo de puntas es el más célebre, tradicional y distintivo de las bailarinas clásicas. El papel de la bailarina en el ballet no podría entenderse sin la presencia de las puntas, ya que son el elemento que diferencia, que da gracia y encanto. Es aquello que nos permite, entre otras muchas virtudes, aparecer a la vista del espectador como un ser sobrenatural, etéreo y fantástico.

P. ¿Qué establecimientos son los que usted recomienda para comprar estas zapatillas?  

R. Mis alumnas no van a un establecimiento concreto, sino que compran una marca en concreto. Cada una compra la que mejor le va a su pie. Hoy, afortunadamente, en las casas de ropa de danza se venden casi todas las marcas que existen al mercado. Cuando estamos fuera de España, aprovecho para comprarme ropa de danza y ellas, zapatillas de puntas.

P. Algunos expertos afirman que la fabricación de estas zapatillas todavía no ha llegado a consolidarse en España, y que los grandes de este arte se encuentran fuera de nuestro país. ¿Qué opina usted al respecto?

R. En España el estudio de la danza clásica no es una tradición arraigada como en otros países de Europa, Asia, o incluso EEUU. En todos ellos, el ballet es algo normal. Aquí, lamentablemente, no es igual. Esto repercute en todo, o en casi todo lo relacionado con el ballet, y, en este caso, también en la fabricación de las puntas.

P. Mila Kunis, actriz de la famosa película «Cisne negro», afirmaba lo siguiente: «Las zapatillas de punta son especialmente crueles. Ni siquiera tienes que elevarte para que te produzcan dolor. Todo lo que tienes que hacer es andar con ellas puestas». ¿Considera que el sufrimiento declarado por estas actrices banaliza la profesión? ¿Qué piensa sobre este tipo de declaraciones?

R. Son declaraciones absolutamente banales. No he visto la película y sinceramente, por el momento, tampoco me genera curiosidad ni deseo por verla. He leído declaraciones de la actriz principal Natalie Portman, por ejemplo en el Dominical del 6/02/2011 del Periódico de Catalunya, donde decía: «Estás sometiendo el cuerpo constantemente a un dolor extremo. Realmente he comprendido la autoflagelación que practica una bailarina de ballet”. Este comentario es pernicioso y una autentica barbaridad. Veo y leo en la prensa, y en Danza Ballet, que casi toda la película utiliza este tipo de situaciones y declaraciones.

Andar con las zapatillas puestas por casa no es ninguna locura. Una se las pone para amoldarlas, ablandarlas. ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla: porque nos gustan, las apreciamos, nos genera placer tenerlas e utilizaras. !Son hermosas! ¿Duelen? Al principio sí, es un zapato duro, diferente y con una horma estrecha. Seamos serios: estos comentarios son perjudiciales y nocivos; además, son los comentarios de una actriz, y no los de una bailarina. Me parece que es una película muy negativa hacia el ballet.

Hay escuelas y profesores especializados, altamente cualificados y responsables, que enseñan el modo de utilizar una zapatilla de punta. Cuando se estudia con prudencia y conocimiento, la danza clásica es una bendición, tanto para el físico como para el espíritu. Es pura maravilla.

P. ¿Cuál es el precio de una buena zapatilla de puntas?

R. Dependiendo de la marca, parten desde los 40 euros, más o menos.

P. Cuando una bailarina tiene excesiva fuerza en los pies, según el artículo mencionado en la pregunta 2, un zapatero experimentado crea un refuerzo adicional. ¿Cuál es el proceso?

R. Cuando una bailarina tiene mucha fuerza en los pies, para que las puntas le duren más, para que el pie esté bien sujeto, y para que la persona que las va a utilizar pueda pararse adecuadamente, el zapatero (zapatero profesional en el tema del calzado para ballet) le agrega un refuerzo, le coloca una doble suela. De este modo no existe el peligro de que se quiebre o de que el pie se vaya de largo. Con esta técnica, quedan un poco más duras de lo normal. También hay puntas hechas a medida según cada bailarina. En las grandes e importantes compañías de ballet del mundo se hace así. A cada artista se le fabrican sus pares según su tipo y características de pie.

El mundo de las zapatillas de punta es uno de los más amplios que conozco.

 

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